Una planta es la responsable del significado especial de la flora de Chios: es el llamado árbol de mástic, el “Mastic lentisk”. Este increíble árbol de hoja perenne también conocido como Schinos crece exclusivamente en Chios y, aunque puede verse por toda la isla, se cultiva de manera sistemática en los 21 pueblos productores de mástic del sur.
Es un arbusto bajo, con las ramas extendidas hacia fuera, un tronco de color ceniza más o menos oscuro en función de la edad del árbol, y unas líneas irregulares dibujando arrugas de donde se extrae el mástic. Esta especie necesita buen tiempo y una textura del suelo especial como la de las rocas terrosas de la isla, que no retienen la humedad en la superficie. La altura media de estos árboles ronda los dos, tres metros, y empieza a producir mástic a los 5 o 6 años de edad.
Actualmente el mástic esta protegido por la U.E.E.
Historia
Pero, ¿qué hace al mástic tan propio de la personalidad de Chios? El mástic fue el producto principal responsable del desarrollo económico y social de la población de Chios durante un largo periodo y hasta la actualidad. Hoy en día, casi 5.000 familias obtienen una parte importante de sus ingresos gracias al cultivo de mástic y a su exportación, principalmente a países árabes.Antiguamente, este producto estuvo siempre estrechamente relacionado con la historia de la isla. Su valor hizo de la isla un objetivo para los conquistadores, por lo que muchos pueblos se construyeron como fortalezas para proteger al mástic y los habitantes de los frecuentes ataques bárbaros. Además, durante la ocupación genovesa y turca Chios obtuvo ciertos privilegios gracias a su árbol.
Pero la fecha exacta en la que su cultivo empezó a hacerse famoso sigue siendo un misterio. Las referencias más antiguas se remontan a Herodotes en el siglo v a.C. Por otro lado, Plinos, Dioskouridis, Galinos, Theofrastos, entre otros, también lo mencionan. En la antigua Grecia, el mástic fue la primera goma de mascar, utilizada para blanquear los dientes. Durante el periodo romano, se fabricaban mondadientes de mástic y su uso se hizo muy popular entre los harenes del este. Aunque, según cuenta la leyenda, del primer árbol de Schina “empezaron a brotar lágrimas” cuando San Isidoro sufrió el martirio de los romanos en el año 250 d.C., la fecha exacta en que se sabe que los chianos empezaron a cultivar mástic de forma regular.
Usos y Propiedades
Parece ser que el mástic era conocido en la antigüedad por sus propiedades curativas, por su aroma y sus aceites etéreos. Este producto natural tiene realmente una plétora de propiedades y utilidades: es conocido en medicina a nivel mundial porque, tanto en forma de fármaco como en forma de goma de mascar, el mástic absorbe el colesterol, combate las bacterias, sirve de antiséptico oral, facilita la digestión, refuerza las encías, cura heridas bucales y ayuda al tratamiento contra úlceras de estómago. Aparte de esto, también se utiliza en destilerías para producir licor de mástic y el ouzo con aroma de mástic conocido como mastichato. En la cocina, da muy buen resultado en la elaboración de dulces como bizcochos y helado o dulces de mástic. Por último, su producto refinado se utiliza como elemento primario para la fabricación de pasta de dientes, champú, perfume, incienso y barniz.
Kendos
Curiosamente, la técnica utilizada hoy en día para el cultivo y el procesamiento del mástic sigue siendo la famosa forma tradicional: el kendos. Esta técnica requiere muchos trabajadores y mucho trabajo duro, hecho que da aún más valor a este producto. El laborioso trabajo se extiende desde junio hasta finales de septiembre, y comprende varias etapas. Los cultivadores se levantan mucho antes de que salga el sol y emprenden su camino hacia los campos acompañados de burros, una de las imágenes más pintorescas de la isla. Llevan el traje y los bártulos necesarios para su tarea, que intentarán llevar a cabo antes de que la presencia del sol sea demasiado imponente.
El primer paso es limpiar y alisar el suelo alrededor del árbol. Se limpian y rasgan los troncos y luego se les pasa un trapo húmedo. A continuación se cubre el suelo con barro blanco durante la chomatisma para que las lágrimas de mástic se sequen antes y no se ensucien al caer al suelo, especialmente en las zonas de tierra roja, ya que el barro blanco se limpia más fácilmente. El siguiente paso es muy delicado: se hacen unos cortes en forma de arcos de dos o cuatro centímetros de profundidad en el tronco utilizando un kentitiri, un martillo pequeño. Esta cura termina antes de que el sol llegue al punto más alto. Cuando las lágrimas coagulan, se recogen todos y cada uno de los cristalitos con un timitiri. De vuelta al pueblo, las calles estrechas cobran vida con la tahtarisma cuando los recolectores empiezan a limpiar los cristales con agua fría y jabón para luego secar y rasgar las lágrimas de mástic. Finalmente, se lleva el mástic a laboratorios especiales donde se procesa para dar como resultado el delicioso producto que después llega al mercado y a nuestras casas.
Sin embargo, la magia del mástic no procede de su sabor, su exclusividad o su delicado cultivo. Sin lugar a duda, su magia procede del gran acontecimiento social en que se convierte su elaboración. No hay más que visitar los pueblos productores de mástic durante este periodo para sentir la historia de la isla en la piel y la calidez de sus vecinos rondando por los rincones.